Voy a resumir en un principio:
En la colmena, los zánganos tienen, entre otras cosas por supuesto, la tarea de atraer las enfermedades en sí mismos y así proteger a las abejas.
Esto demuestra que la cría de zánganos debe estar diseñada para las necesidades de las abejas y no así como nosotros queramos.
Por los estudios recientes de nuestras colonias sobrevivientes ahora podemos confirmar plenamente lo que Dee Lusby nos ha demostrado hace muchos años:
La interacción de las celdillas pequeñas y la cantidad correcta de cria de zánganos en cada panal es la base de la resistencia a la Varroa.
Sobre el problema de Varroa y los zánganos:
Como ya hemos comentado que en las abejas de celdillas pequeñas, la Varroa prefiere la cría de los zánganos. Ella sabe que no se puede reproducir en la cría de obrera, porque debido al aumento de la temperatura del nido, el tiempo de incubación de la abeja se acorta por un día.
También está el tema de la hormona juvenil de crecimiento, que se produce poco en la abeja pequeña, y por tanto poco atractiva para el ácaro. A diferencia de los zánganos que poseen mucha hormona juvenil y es por eso que allí es donde las varroas se sienten más atraídas.
Una varroa entra y una sale, en contraste con las abejas de celdillas grandes en que la relación es: una entra y una y media salen.
En las abejas convencionales (medida de celdilla 5,4 mm), las abejas son casi tan grandes como nuestros zánganos de celdillas pequeñas. Así la Varroa confunde la cría de las abejas con la de los zánganos, o sea, ella piensa que la cría de abejas es cría de zánganos y se reproduce allí enormemente. Dee lo llama el efecto pseudo-zángano.
En la abeja asiática (apis cerana), que también construye celdillas pequeñas, la Varroa también prefiere la cría de los zánganos.
Hace unos años hice una prueba: Después de una discusión sobre este tema en un foro de apicultura, abrí en varias colmenas de abejas pequeñas 100 celdillas de zánganos y 100 celdillas obreras.
He encontrado en la cría de zánganos hasta 200 ácaros y en la cría de abejas no he podido encontrar ninguno. Esto, por supuesto, cambia cuando no hay cría de zánganos en la colmena. En otoño y en primavera la varroa se ve obligada a mudarse a la cría de obreras, y es entonces donde la abeja empieza a limpiar las celdillas infectadas, ¡si lo ha aprendido!
Por lo tanto, está claro que tenemos que averiguar cuánto, cuando y dónde las abejas necesitan su cría de zánganos. Como se sabe, el ácaro prefiere el área fría de la colmena.
La experiencia ha demostrado que cada panal no puede tener más de 10% de celdillas de zánganos
Por lo tanto, Dee les deja por debajo de las láminas de cera estampada un espacio de media pulgada donde las abejas puedan fabricar celdillas para zánganos, o lo que les parezca.
Nosotros, en cambio, cortamos a todas nuestras láminas de cera estampada una de las esquinas inferiores, donde las abejas luego fabrican sus celdillas de zánganos. En ambos casos el resultado es similar.
Cambio (después de un estudio intenso la esquina es ahora un poco más grande que en la foto)
La superficie de esta esquina es aproximadamente el 8% de todo el panal y mide más o menos 14 cm x 9 cm, lo que corresponde a lo que Dee Lusby deja libre por debajo de cada hojilla. (Langstroth)
Tenemos que enseñar a las abejas una vez más a seguir esta proporción. Esto lo logramos a través de cría selectiva, ya que al parecer lo han olvidado en los últimos 100 años con el uso de la cera estampada.
Si metemos un cuadro en la colmena donde solo soldamos una tirita de cera en el bastidor de arriba y las abejas estiran este panal casi repleto de cría de zánganos, esto será fatal para la colmena, debido a que la varroa se multiplicará enormemente. Nunca debemos recortar la cría de zánganos si no es más del 10 por ciento, pues de esta forma se alivia el peligro de los ácaros.
También tuve colmenas que perfectamente estiraban las celdillas pequeñas (que a veces puede ser problemático con el flujo de néctar fuerte), que mostraban el comportamiento higiénico, pero casi no fabricaron cría de zánganos. Eso fue el otro extremo y pronto apareció el virus de las alas deformadas, ¡ninguna posibilidad de sobrevivir!
¡Muy importante!
Hay que acostumbrarse en cada inspección en las colmenas de sacar panales que tengan más del 10% de cría de zánganos, colgarlos en los extremos y luego cuando se llenan de miel, los sacamos.
No se pueden sacar de repente, porque uno piensa que puede eliminar muchos ácaros. Este error ya lo cometimos al principio. Las Varroas se quedan tranquilamente en la cría de zánganos, pero si reducimos la cría de zánganos de repente, abra problemas.
Lo que tenemos que aprender es darnos cuenta al principio cuando una colmena produce demasiada cría de zánganos. Primero sacamos estos cuadros y los metemos a los lados. Luego tenemos que reemplazar a la reina por una que hemos criado, de las mejores colmenas que producen el porcentaje adecuado de cría de zánganos. ¡Problema solucionado!.
Se puede ver ahora que la selección de crianza es un componente clave. Pero lo veremos más adelante. Dee nos ha enseñado aquí algunos trucos, sin los cuales es difícil de sobrellevar nuestra producción de nuevas familias. Por ejemplo ella nos enseñó como podemos fecundar nuestras reinas con nuestros zánganos seleccionados si hay colmenas ajenas en el área. Y como podemos cambiar las reinas en 50 o mas colmenas en un día. Pero lo veremos más adelante.
También existe el problema del ácaro traqueal “acarapis”.
Aquí en la isla de La Palma, cuando llegué hace 25 años, muchas colmenas se murieron de los ácaros de la tráquea. Algunos apicultores han utilizado mentol y se mejoró la situación hasta que llegó la varroa. En las abejas, que nacen de celdillas de 4,9mm, los primeros orificios de las tráqueas, donde normalmente entran estos ácaros, son tan pequeños que el acarapis no cabe. ¡QED!. Los Lusby tenían este problema al principio y con la disminución de las celdillas desapareció de repente.